martes, 22 de noviembre de 2011

CAPITULO 29

DISCULPEN POR NO HABERLES SUBIDO, NO TENGO ESCUSA PORQUE BUENO UN POCO PORQUE LA PC ES COMO DE LA PREHISTORIA Y ES MUY LENTA, PERO BUENO, ESO NO JUSTIFICA HABERLES SUBIDO EL CAP.


PDT: CHIKAS ANTES QUE TODO QUIERO AGRADECERLES POR SUS COMENT  TANTO POR CAP Y POR EL CHAT, OTRA COSA CHIKAS ESTE FIC, NO ES MIO YO SOLO LO SUBO LOS CAP NADA MAS, QUE QUEDE CLARO QUE NO ES MIO, PORQUE YO NO LO ESCRIBÍ.
BUENO ESO ERA TODO AHORITA LES SUBE EL SIGUIENTE CAP XD POR NO HABERLES SUBIDO DESDE.......... BUENO NO ME ACUERDO, PERO AQUÍ LES SIGO POR DECIRLO ASÍ, EL ´´MARABILL`` ^.^ Y ESPERO COMENT POR CADA CAP XDD (QUE MALA SOY *o*)

El apartamento de Bill estaba en uno de los edificios más lujosos y exclusivos de Chicago y ocupaba casi una planta completa. Desde las enormes ventanas del salón, se divisaban las luces de la ciudad.

-Estás en tu casa -dijo Bill-. Suelo tener la nevera vacía, pero abajo hay un supermercado y he oído rumores de que sirven a domicilio.

-¿Rumores? ¿Sabes dónde puedo conseguir una botella de leche?

-¿Para qué iba a querer una botella de leche? No me doy baños de leche, lo que me recuerda que el jacuzzi del dormitorio principal está estropeado.

-No importa, espero no tener ninguna razón para visitar el cuarto de baño del dormitorio principal -dijo (Tu nombre), dando la espalda a las ventanas. Si iba a pasar varios días allí, tendría tiempo suficiente de disfrutar de la vista.

-Claro que lo harás -dijo Bill camino del pasillo-. Sígueme.

(Tu nombre) frunció el ceño y lo siguió.

-¿Qué quieres decir? -preguntó intrigada-. No creo que una casa como ésta sólo tenga un baño y un dormitorio.

-No, hay dos. Y como buen anfitrión que soy, te voy a ceder mi habitación con cama grande y cuarto de baño. Yo me iré al cuarto de invitados.

-Me quedaré en el cuarto, de invitados. Estoy acostumbrada a dormir en un futón.

-Ni hablar. Además, no quiero que te enfades cada vez que te vea cruzar el pasillo en camisón de camino a la ducha.

-Pues no mires y así no tendremos problemas.

-No sé si podré evitarlo -señaló Bill mirando a (Tu nombre) de arriba abajo-. ¿Sabes? En el fondo, no es mala idea que estés aquí. Si vamos a elegir cosas para la casa, será mejor que la conozcas.

-¿Estás seguro de que ha sido idea de Caroline cambiar el suelo este fin de semana? -preguntó (Tu nombre) con suspicacia.

-Cariño, no estarás sugiriendo que he tenido algo que ver en ello, ¿no?

-¿Puedes jurarlo?

-No -dijo Bill-. Porque si he tenido algo que ver en ello, no ha sido a sabiendas. Debe de ser culpa de los focos. 0 quizá seas tú la culpable de que mi cerebro se esté convirtiendo en papilla.

Algún día, una mujer conseguiría hacer su cerebro papilla y confiaba no estar cerca para verlo. Sería muy triste ver al hombre que siempre tenía respuesta para todo, que siempre iba un paso por delante, actuando como un estúpido. Especialmente si esa mujer no lo merecía.

(Tu nombre) desechó esos pensamientos y lo siguió hasta el dormitorio principal. Era una habitación enorme, con vistas a la parte oeste de la ciudad.

-¿No hay cortinas? -preguntó ella.

-¿Quién podría ver lo que pasa en un piso sesenta y cuatro?

Tenía razón, se dijo (Tu nombre).

-¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí?

-Desde que mi padre enfermó y tuve que volver a casa.

-No me has dicho dónde vivías antes.

-En Filadelfia. Hoy han hecho limpieza. Las sábanas y las toallas están limpias. Si necesitas algo, como un cepillo de dientes...

-No te preocupes, me las arreglaré. Serás la primera persona que llame si me siento sola, pero no esperes que eso pase.

Él murmuró algo que (Tu nombre) no pudo entender y salió cerrando la puerta de la habitación. (Tu nombre) estaba segura de que le iba a ser imposible dormir. Ya habría sido difícil hacerlo en la habitación de invitados con tan sólo una pared separándolos. Pero allí, en aquella inmensa cama entre las almohadas que él solía usar y el aroma de su perfume en el aire, ¿cómo iba a ignorar todo aquello y relajarse?

Sin embargo, al tumbarse sobre el colchón, con la almohada bajo la mejilla y el agradable aroma a hierbas del perfume de Bill, se quedó dormida inmediatamente.

El olor a café la despertó. Bill estaba sentado a un lado de la cama, vestido con el pantalón del pijama, y le ofrecía una taza de café.

-El café es a lo único que prestas atención nada más levantarte. ¡Ah! Que sepas que roncas.

-Claro que no.

-¿Cómo puedes saberlo? Estabas dormida. Por cierto que tienes una voz muy sensual recién levantada. Ya sé tres cosas sobre ti. Esto se pone interesante.

(Tu nombre) se incorporó y tomó la taza entre sus manos. -¿Acaso hay alguna voz femenina que no te resulte sensual por la mañana?

-Sí, la de Caroline, la de mi tía Archie...

-Está bien, déjalo ya.

-¿Quieres comer algo? Puedo llamar a la pastelería de abajo y pedir que lo suban.

-Sospecho que ya lo has hecho. ¿Has preparado tú el café?

-Sí, es una de las cosas que mejor hago en la cocina.

(Tu nombre) tomó un largo sorbo.

-Sólo por esto, estoy dispuesta a quedarme contigo.

-¿No será eso una amenaza? -preguntó Bill en tono jocoso-. Por cierto que he descubierto otra cosa sobre ti, hablas en sueños. Y ahora que por fin te has despertado, ¿quieres leer el periódico? -dijo inclinándose para recoger el periódico del suelo. Extrajo el suplemento deportivo y se lo dejó a (Tu nombre) sobre el regazo. Luego, se acomodó sobre las almohadas.

-¿Vas a quedarte aquí en la cama a leer?

-A menos que me propongas algo más interesante con lo que empezar el día, sí. Por cierto, hay una foto tuya en la página de sociedad.

-¿El primer anuncio? -preguntó (Tu nombre), y justo en ese momento comenzó a sonar el teléfono que había sobre la mesilla de noche-. La pantalla dice que es Caroline quien llama. No haré ruido y así no sabrá que estoy aquí, ¿de acuerdo?

Bill descolgó el auricular.

-Hola, Caroline. ¿Qué tiempo hace ahí abajo?

-¿Dónde está? -preguntó (Tu nombre) en un susurro.

-En su apartamento, en la planta catorce de este edificio -dijo Bill-. No, nada Caroline. Es (Tu nombre) que está aquí conmigo y me preguntaba dónde estabas. Estamos tomando café y leyendo el periódico, tratando de decidir si nos levantamos ya o nos metemos debajo de las sábanas otra vez -Bill separó el auricular de su boca y miró con curiosidad a (Tu nombre)-. ¿Por qué estás haciendo esos extraños ruidos con la boca? Pensé que no ibas a hacer ruido para que Caroline no supiera que estabas aquí.

Bill sujetó el teléfono con el hombro para poder oír a Caroline a la vez que leía el suplemento de deportes del periódico y tomaba café. Pero su atención no estaba en ninguna de las tres cosas. Por el rabillo del ojo estaba observando a (Tu nombre).

-¿Cómo dices, Caroline? -continuaba Bill en el teléfono-. Ah, la comida. ¿Dónde ibas a encontrar un cocinero que te permitiera hacer tantos cambios en el menú el día antes de la fiesta? Bueno, no importa. ¿Quieres hablar con (Tu nombre)?

(Tu nombre) sacudió la cabeza.

-No hay ningún problema siempre y cuando no sea sushi. No, eso no lo dice (Tu nombre), lo digo yo. Mira, Caroline, será mejor que nos vayamos o Jason se enfadará mucho... De acuerdo, nos veremos mañana por la noche -se despidió y colgó el teléfono-. ¿Sabes, (Tu nombre)? Pareces una serpiente quemándose en una hoguera.

-Qué curioso que sea precisamente ese reptil el que venga a tu mente. Pero, ¿acaso tenías que darle tantos detalles?

Bill se encogió de hombros.

-Mi hermana tiene un sexto sentido para estas cosas.

-Me pregunto cómo es eso posible. ¿Quizá porque no es la primera vez que te llama y te encuentra con una mujer en la cama?

-¿Qué te ocurre? Es sólo Caroline, no se lo va a tomar en serio.

-Se lo tome en serio o no, no necesitamos convencer a Caroline de que dormimos juntos. De hecho, no me parece una buena idea que crea que lo hacemos. Y te agradecería que no me trates como a una más de tus amiguitas.

-Créeme, no te pareces en absoluto al resto de mujeres que conozco.

-Gracias -dijo (Tu nombre). Parecía molesta por aquel comentario.

-Maldita sea. Te lo digo como un cumplido.

-Sí, claro.

-¿Acaso no recuerdas que te dije que no quería comprometerme con ninguna de ellas aunque fuera una farsa?

-Porque tratarían de convencer a Caroline de que habría algo más serio entre vosotros.

Bill dudó. No sabía qué respuesta esperaba escuchar (Tu nombre).

-Cierto.

Ninguna de las mujeres en cuestión estaría en su cama en aquel momento, pensó. Quizá en otro momento por motivos obvios, pero no en aquellas circunstancias. Si no hubiera sido ella, habría movido el escritorio de la señora Cusack para que hubiera podido llegar hasta su habitación. Entonces, ¿por qué no lo había hecho?

1 comentario:

  1. oooooo yo quiero dormir acurrucada con Bill*O*
    y en la cama de bill con su perfume aaaah
    voy al otro capii :DD

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