domingo, 27 de noviembre de 2011

CAPITULO 31


buenO creo que este es el ultimo cap que les subo hoy ya que la pc anda lente ¬_¬ bueno agradecer a miss tokiss-Aliens que leen y comentan XDD.

PDT : QUISIERA SABER MAS DE USTEDES, POR EJEMPLO (DE DONDE SON?-, Q EDAD TIENEN? Y TODO ESO, HA PERO LO MAS IMPORTANTE COMO LLEGARON HA SER ALIENS-TOKITHASS??)

-Buenos días, señorita Malone -dijo el joyero mientras escondía la hoja de papel. Por lo poco que pudo ver (Tu nombre), se trataba del dibujo de un anillo, aunque no pudo reparar en los detalles.

Bill se giró hacia ella.

-Iba a comprarte algo para desayunar. Tienes que comer algo para tener energía y sólo has tomado un café.

(Tu nombre) vio que el encargado sonreía.

-Ese dibujo que estabais mirando, ¿es de mi anillo?

-Ya tienes tu anillo.

-No, me refiero a mi otro anillo -dijo (Tu nombre). No era capaz de referirse a ese anillo como su alianza matrimonial. Ya que no iba a haber boda, no tenía sentido un anillo para sellar los votos matrimoniales. Era parte de todo aquel cuento.

-Es sólo un boceto -dijo Bill-. Quizá no tenga nada que ver con el resultado final.

Eso era cierto, pensó. Seguramente Bill habría propuesto toda una serie de cambios a aquel boceto sólo para retrasar el trabajo. Cuanto más tiempo tardara en hacerse el diseño, más probabilidades habría de que el compromiso terminara antes incluso de que la joya fuera hecha.

Y el hecho de que no llegara a existir ese anillo le producía una mayor intriga para mirar el boceto y saber cómo habría sido.

-Por eso mismo quiero verlo -dijo (Tu nombre)-. ¿No crees que debería hacerlo mientras estamos a tiempo de modificar el diseño? Dijiste que eligiera el anillo de compromiso porque iba a ser yo la que lo llevara. Pues lo mismo con éste... -dijo sin saber qué nombre dar al anillo.

Bill se encogió de hombros.

-Enséñaselo.

El joyero sacó de nuevo la hoja de papel y (Tu nombre) pudo comprobar que se trataba de un dibujo con toda clase de detalles. El anillo diseñado tenía doble aro para encajar a cada lado de la amatista.

-Hemos hecho el diseño a partir del anillo de compromiso. Normalmente ambos anillos se diseñan a la vez, pero en esta ocasión hemos tenido que partir de un anillo que está pensado para ser llevado como solitario y eso es más difícil. Con un solo aro, el efecto no sería bonito -explicó el joyero. (Tu nombre) miró la amatista de su mano y pensó que tenía razón-. Así que hemos diseñado la alianza teniendo en cuenta el anillo de compromiso para que hubiera un cierto equilibrio entre ambos.

No había ninguna duda de que lo había conseguido, pensó (Tu nombre). Cada uno de los aros llevaba incrustada una pequeña fila de amatistas de exactamente el mismo color que la amatista del anillo de compromiso. El resultado final era exagerado; su dedo estaría lleno de amatistas.

-Es muy bonito. Pero no es mi estilo -dijo (Tu nombre) con sinceridad. El joyero se quedó asombrado-. Es demasiado llamativo, ¿no te perece?

-¿Qué quieres? -preguntó Bill.

El tono de su voz era desinteresado y (Tu nombre) lo miró, tratando de llamar su atención. Si no había perdido el tiempo haciendo creer a todos que no habían podido desayunar porque habían estado muy ocupados haciendo el amor, al menos podía mostrar algo de interés en el anillo para que el encargado creyera que deseaba saber su opinión sobre el mismo.

Pero Bill no pareció darse cuenta de su mirada de advertencia, por lo que (Tu nombre) se giró al joyero.

-Creo que la doble hilera de amatistas produce un efecto recargado. Si cada aro fuera más fino y en vez de las amatistas tuviera un pequeño diamante junto a la amatista del anillo de compromiso... -dijo tomando un bolígrafo del bolsillo de la camisa de Bill y empezando a dibujar sobre el papel.

El joyero se quedó mirándola con las cejas arqueadas. (Tu nombre) reparó en que quizá no hubiera sido muy inteligente por su parte criticar de aquella manera el diseño de un profesional. Además, aquel boceto era el trabajo de un artista que claramente amaba su trabajo, mientras que ella...

Ella sabía lo que le gustaba y lo que no, pero eso no la hacía una experta en el diseño de joyas. Un boceto podía no ser llevado a la realidad y lo sabía. De todas formas, continuó dibujando y mostrándole lo que debía hacer.

-Es sólo una idea -comentó (Tu nombre).

El joyero miró a Bill.

-Es diseñadora gráfica -dijo Bill a modo de excusa.

-Lo siento, no quería causar molestias -se excusó (Tu nombre) y, dándose media vuelta, se fue. Bill dijo algo más al joyero y corrió tras ella.

-No te marches así. No se ha ofendido por tus sugerencias.

-No me engañes.

-En serio. Tu idea es buena, mejor que el monstruo morado que había diseñado.
(Tu nombre) sonrió. Aquella era una buena manera de definirlo.

-Y mucho más económico, con tan sólo un par de diamantes en lugar de las veinte o treinta amatistas.

-Cierto. Volverá a hacer otro diseño.

-Antes de que lleguemos a la sección del hogar -dijo (Tu nombre) deteniéndose-, creo que deberíamos hablar. Si a uno le gustan las vajillas sencillas y al otro con flores, quizá deberíamos hablarlo ahora. ¿Es aquella Caroline?

-¿Dónde?

-Allí, con un gran sombrero y unas gafas oscuras.

Al mirarla más detenidamente, (Tu nombre) comprobó que estaba eligiendo un juego de tazas de café y se acercó hasta ella.

-Te sugiero que no compres los que llevan una filigrana de oro.

Caroline se giró y la miró sonriente. En los dos días que hacía que no se veían, el labio de Caroline había sanado, pero con las gafas no podía ver si lo mismo había pasado con su ojo.

-Hola, (Tu nombre). ¿Qué tienes en contra de los adornos dorados?

-No funcionan en el microondas -dijo. Pero al instante pensó que Caroline probablemente nunca habría puesto siquiera una taza de café en el microondas.

-¿Ah, no? Por supuesto, el metal echaría chispas. Gracias por recordármelo.

-¿Sueles usar el microondas? -preguntó (Tu nombre) asombrada.

-¿Cuál te gusta más? -dijo Caroline ignorando la pregunta que le acababa de hacer.

-Éste -respondió (Tu nombre)-. Por cierto, que debería hacer un regalo a la tía Archie por permitir que la fiesta de compromiso se celebre en su casa. ¿Qué puedo comprarle?

-Tía Archie tiene de todo, y si hay algo que descubre que no tiene, va inmediatamente a comprárselo. Además, entre cumpleaños y fiestas, podría abrir una tienda de regalos.

-Aún así...

-Créeme. En lo que a la tía Archie se refiere, tú eres el regalo -dijo Caroline, que llevaba en la mano un juego de tazas con motivos florales-. Por cierto, que la tía Archie me pidió que tú y yo llegáramos pronto mañana.

-¿Para preparar las cosas de la fiesta? Claro. Dime a qué hora.

-No exactamente. Su masajista, manicura y peluquero estarán allí por la tarde y ha pensado que sería buena idea que aprovecháramos sus servicios.

-¿La tía Archie tiene su propio masajista?

-Estoy segura de que también tiene otros clientes, pero ahora que lo dices, siempre está disponible para ella.

Bill apareció junto a ellas y Caroline le ofreció su mejilla para que la saludara con un beso.

-Veo que vais a elegir la vajilla. ¿También la plata y la cristalería? Ahora podré decirles a todos en la fiesta que la lista de bodas la tenéis en Kaulitzwells.

-¿Crees que alguien lo dudaría? -preguntó Bill.

-¿Habéis fijado ya una fecha para la boda? La gente no deja de preguntármelo -dijo Caroline.

-Sí, el día de Nochebuena -contestó Bill mirando a (Tu nombre).

-¿Tanto vais a esperar? -preguntó Caroline frunciendo el ceño-. Después de lo de esta mañana, pensé que...

(Tu nombre) se mordió la lengua y evitó decir nada. Aquel estúpido comentario acerca de haberlos pillado en la cama sólo iba a lograr complicar más las cosas. Caroline podía pensar que las cosas se estaban poniendo serias entre ellos y que la ficción se estaba convirtiendo en realidad.

-Bueno, será mejor que os deje a solos para que habléis. Voy a ver copas -dijo (Tu nombre)-. Hasta mañana, Caroline.

-Me alegro de cómo está yendo todo. Me caes muy bien, (Tu nombre).


martes, 22 de noviembre de 2011

CAPITULO 30

NO SE OLVIDEN TIENEN QUE COMENTAR POR CADA CAP XDD AJAJAJAJA Y A LAS CHIKAS QUE ME ESTAN MANDANDO LOS LINK DE SUS FIC, TAMBIIEN LAS ESTOY LEYENDO, Y DISCULPEN SI NO HE COMENTADO PORFAVOR!!!! SI??
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En primer lugar porque no le agradaba la idea de que viviera en aquella buhardilla, sola en un vecindario que no era precisamente el mejor de la ciudad. Además, (Tu nombre) era diferente. El simple hecho de que estuviera allí esa mañana, de que hubiera pasado la noche en su cama, era una demostración de que la consideraba diferente a las demás.

Lo cual tampoco quería decir que no quisiera acostarse con ella, porque eso no era cierto. Pero las demás habrían sacado conclusiones erróneas al verlo meterse junto a ellas entre las sábanas. (Tu nombre) podía sentirse segura. Ella, al igual que él, tampoco quería un compromiso. Si pudiera explicarle todo eso para que confiara en él...

-Bien -dijo (Tu nombre)-. Deberías preocuparte más por Dave que por Caroline.

-¿Te refieres a mi buen amigo Dave?

-A mi hermano mayor Dave -remarcó (Tu nombre)-. No me extrañaría que te retara a un duelo.

-Lo dudo. Soy uno de sus mejores clientes.

-Pero si Caroline le cuenta que nos ha encontrado juntos en la cama...

-No nos ha encontrado en la cama. Además, ¿por qué se lo contaría a Dave? Y aunque lo hiciera, ¿por qué le iba a molestar?

-Ayer creías que podía tener sus reticencias al respecto.

-Pero sabe que no hay nada serio en todo esto.

-No sé si eso me tranquiliza. Mi hermano se va a creer que estoy dispuesta a irme a la cama con alguien que ni siquiera me importa.

-Si quieres lo llamo y le informo que no hemos dormido juntos.

-¿Harías eso? -preguntó (Tu nombre) dubitativa-. Gracias.

-Claro que sí -le aseguró-. Estaré encantado de decirle que apenas hemos dormido.

(Tu nombre) se giró rápidamente hacia él y eso le dio la excusa que necesitaba. La agarró de la muñeca y, sin apenas esfuerzo, consiguió tumbarla a su lado, con sus rostros muy próximos y tan sólo la camiseta que le había dejado para dormir separando sus senos de su pecho desnudo.

-Te tengo -susurró él-. El castigo por tratar de pegarme es un beso.

-Y el castigo por zarandearme es llevarte un mordisco -dijo (Tu nombre) poniendo una mano sobre el pecho de Bill y alejándolo de ella.

-¿Morderme? -dijo Bill sacudiendo la cabeza-. No deberías hacer promesas que no piensas cumplir.

En cualquier caso, pensó Bill, el castigo por lo que acababa de hacer no era nada que ella tuviera que temer. Sin pretenderlo, se había encontrado en una posición muy íntima con una mujer con la que no tenía intención de llegar más lejos. Lo que por otro lado, no dejaba de ser una pena.

Llegaron tarde y encontraron a Jason junto al mostrador de los cosméticos, cerca de la puerta de entrada, donde Justine estaba esperando con todos sus frascos, tarros y estuches preparados.

-¿Te ha gustado el primer anuncio? -dijo mientras empezaba a extender una crema hidratante sobre el rostro de (Tu nombre) antes de maquillarla.

(Tu nombre) recordó el anuncio que estaba viendo en la cama cuando el teléfono sonó. Se había olvidado por completo del anuncio.

-No lo he visto todavía -dijo.

-Estábamos muy ocupados esta mañana -dijo Bill con una sonrisa pícara-. ¿Quieres desayunar algo, cariño? No deberías estar con el estómago vacío. Te traeré algo mientras Justine te prepara.

Justine le devolvió una sonrisa de complicidad y (Tu nombre) sintió deseos de arrojarle uno de aquellos frascos a la cabeza.

-No, gracias querido -contestó con ironía.

-El anuncio ha quedado aceptable, teniendo en cuenta la prisa que teníamos -dijo Jason-. El próximo será mejor. Ahora que sé que ya habéis llegado, estaré en la sección del hogar. Empezaremos la mañana con las vajillas.

-Creí que habíais elegido la vajilla ayer -dijo Justine.

(Tu nombre) echó hacia atrás la cabeza para que Justine le aplicara el maquillaje.

-No nos dio tiempo.

-Porque perdisteis tiempo jugando con las toallas -comentó Jason.

(Tu nombre) esperó a que Jason se marchara y a que Bill fuera en busca de los cafés, para hablar.

-¿Tienes una copia de ese anuncio a mano?

-Sí -respondió Justine y, con la punta de los dedos manchados de maquillaje, sacó de debajo del mostrador un periódico.

(Tu nombre) lo miró y suspiró.

-Supe que aparecería de una manera insulsa cuando Jason dijo que le había gustado. El anillo se ve muy bonito, ¿verdad?

-Y la foto del beso también -comentó Justine-. Pero debería ser más grande para que fuera más efectivo. Precisamente, el director de arte y yo estábamos comentándolo cuando llegasteis. Dice que las fotografías están al revés.

-¿Al revés?

-Dice que el beso debería captar toda la atención y que la mercancía debería aparecer en la foto pequeña.

(Tu nombre) asintió con la cabeza.

-Por mi experiencia en publicidad, estoy de acuerdo.

(Tu nombre) tenía que atravesar la sección de joyería para ir hasta donde se encontraban las vajillas y decidió buscar al encargado para decirle lo bonita que se veía la amatista en la foto del anuncio. No se dio cuenta hasta que estuvo allí. Bill estaba inclinado sobre el mostrador, estudiando algo en un papel.

CAPITULO 29

DISCULPEN POR NO HABERLES SUBIDO, NO TENGO ESCUSA PORQUE BUENO UN POCO PORQUE LA PC ES COMO DE LA PREHISTORIA Y ES MUY LENTA, PERO BUENO, ESO NO JUSTIFICA HABERLES SUBIDO EL CAP.


PDT: CHIKAS ANTES QUE TODO QUIERO AGRADECERLES POR SUS COMENT  TANTO POR CAP Y POR EL CHAT, OTRA COSA CHIKAS ESTE FIC, NO ES MIO YO SOLO LO SUBO LOS CAP NADA MAS, QUE QUEDE CLARO QUE NO ES MIO, PORQUE YO NO LO ESCRIBÍ.
BUENO ESO ERA TODO AHORITA LES SUBE EL SIGUIENTE CAP XD POR NO HABERLES SUBIDO DESDE.......... BUENO NO ME ACUERDO, PERO AQUÍ LES SIGO POR DECIRLO ASÍ, EL ´´MARABILL`` ^.^ Y ESPERO COMENT POR CADA CAP XDD (QUE MALA SOY *o*)

El apartamento de Bill estaba en uno de los edificios más lujosos y exclusivos de Chicago y ocupaba casi una planta completa. Desde las enormes ventanas del salón, se divisaban las luces de la ciudad.

-Estás en tu casa -dijo Bill-. Suelo tener la nevera vacía, pero abajo hay un supermercado y he oído rumores de que sirven a domicilio.

-¿Rumores? ¿Sabes dónde puedo conseguir una botella de leche?

-¿Para qué iba a querer una botella de leche? No me doy baños de leche, lo que me recuerda que el jacuzzi del dormitorio principal está estropeado.

-No importa, espero no tener ninguna razón para visitar el cuarto de baño del dormitorio principal -dijo (Tu nombre), dando la espalda a las ventanas. Si iba a pasar varios días allí, tendría tiempo suficiente de disfrutar de la vista.

-Claro que lo harás -dijo Bill camino del pasillo-. Sígueme.

(Tu nombre) frunció el ceño y lo siguió.

-¿Qué quieres decir? -preguntó intrigada-. No creo que una casa como ésta sólo tenga un baño y un dormitorio.

-No, hay dos. Y como buen anfitrión que soy, te voy a ceder mi habitación con cama grande y cuarto de baño. Yo me iré al cuarto de invitados.

-Me quedaré en el cuarto, de invitados. Estoy acostumbrada a dormir en un futón.

-Ni hablar. Además, no quiero que te enfades cada vez que te vea cruzar el pasillo en camisón de camino a la ducha.

-Pues no mires y así no tendremos problemas.

-No sé si podré evitarlo -señaló Bill mirando a (Tu nombre) de arriba abajo-. ¿Sabes? En el fondo, no es mala idea que estés aquí. Si vamos a elegir cosas para la casa, será mejor que la conozcas.

-¿Estás seguro de que ha sido idea de Caroline cambiar el suelo este fin de semana? -preguntó (Tu nombre) con suspicacia.

-Cariño, no estarás sugiriendo que he tenido algo que ver en ello, ¿no?

-¿Puedes jurarlo?

-No -dijo Bill-. Porque si he tenido algo que ver en ello, no ha sido a sabiendas. Debe de ser culpa de los focos. 0 quizá seas tú la culpable de que mi cerebro se esté convirtiendo en papilla.

Algún día, una mujer conseguiría hacer su cerebro papilla y confiaba no estar cerca para verlo. Sería muy triste ver al hombre que siempre tenía respuesta para todo, que siempre iba un paso por delante, actuando como un estúpido. Especialmente si esa mujer no lo merecía.

(Tu nombre) desechó esos pensamientos y lo siguió hasta el dormitorio principal. Era una habitación enorme, con vistas a la parte oeste de la ciudad.

-¿No hay cortinas? -preguntó ella.

-¿Quién podría ver lo que pasa en un piso sesenta y cuatro?

Tenía razón, se dijo (Tu nombre).

-¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí?

-Desde que mi padre enfermó y tuve que volver a casa.

-No me has dicho dónde vivías antes.

-En Filadelfia. Hoy han hecho limpieza. Las sábanas y las toallas están limpias. Si necesitas algo, como un cepillo de dientes...

-No te preocupes, me las arreglaré. Serás la primera persona que llame si me siento sola, pero no esperes que eso pase.

Él murmuró algo que (Tu nombre) no pudo entender y salió cerrando la puerta de la habitación. (Tu nombre) estaba segura de que le iba a ser imposible dormir. Ya habría sido difícil hacerlo en la habitación de invitados con tan sólo una pared separándolos. Pero allí, en aquella inmensa cama entre las almohadas que él solía usar y el aroma de su perfume en el aire, ¿cómo iba a ignorar todo aquello y relajarse?

Sin embargo, al tumbarse sobre el colchón, con la almohada bajo la mejilla y el agradable aroma a hierbas del perfume de Bill, se quedó dormida inmediatamente.

El olor a café la despertó. Bill estaba sentado a un lado de la cama, vestido con el pantalón del pijama, y le ofrecía una taza de café.

-El café es a lo único que prestas atención nada más levantarte. ¡Ah! Que sepas que roncas.

-Claro que no.

-¿Cómo puedes saberlo? Estabas dormida. Por cierto que tienes una voz muy sensual recién levantada. Ya sé tres cosas sobre ti. Esto se pone interesante.

(Tu nombre) se incorporó y tomó la taza entre sus manos. -¿Acaso hay alguna voz femenina que no te resulte sensual por la mañana?

-Sí, la de Caroline, la de mi tía Archie...

-Está bien, déjalo ya.

-¿Quieres comer algo? Puedo llamar a la pastelería de abajo y pedir que lo suban.

-Sospecho que ya lo has hecho. ¿Has preparado tú el café?

-Sí, es una de las cosas que mejor hago en la cocina.

(Tu nombre) tomó un largo sorbo.

-Sólo por esto, estoy dispuesta a quedarme contigo.

-¿No será eso una amenaza? -preguntó Bill en tono jocoso-. Por cierto que he descubierto otra cosa sobre ti, hablas en sueños. Y ahora que por fin te has despertado, ¿quieres leer el periódico? -dijo inclinándose para recoger el periódico del suelo. Extrajo el suplemento deportivo y se lo dejó a (Tu nombre) sobre el regazo. Luego, se acomodó sobre las almohadas.

-¿Vas a quedarte aquí en la cama a leer?

-A menos que me propongas algo más interesante con lo que empezar el día, sí. Por cierto, hay una foto tuya en la página de sociedad.

-¿El primer anuncio? -preguntó (Tu nombre), y justo en ese momento comenzó a sonar el teléfono que había sobre la mesilla de noche-. La pantalla dice que es Caroline quien llama. No haré ruido y así no sabrá que estoy aquí, ¿de acuerdo?

Bill descolgó el auricular.

-Hola, Caroline. ¿Qué tiempo hace ahí abajo?

-¿Dónde está? -preguntó (Tu nombre) en un susurro.

-En su apartamento, en la planta catorce de este edificio -dijo Bill-. No, nada Caroline. Es (Tu nombre) que está aquí conmigo y me preguntaba dónde estabas. Estamos tomando café y leyendo el periódico, tratando de decidir si nos levantamos ya o nos metemos debajo de las sábanas otra vez -Bill separó el auricular de su boca y miró con curiosidad a (Tu nombre)-. ¿Por qué estás haciendo esos extraños ruidos con la boca? Pensé que no ibas a hacer ruido para que Caroline no supiera que estabas aquí.

Bill sujetó el teléfono con el hombro para poder oír a Caroline a la vez que leía el suplemento de deportes del periódico y tomaba café. Pero su atención no estaba en ninguna de las tres cosas. Por el rabillo del ojo estaba observando a (Tu nombre).

-¿Cómo dices, Caroline? -continuaba Bill en el teléfono-. Ah, la comida. ¿Dónde ibas a encontrar un cocinero que te permitiera hacer tantos cambios en el menú el día antes de la fiesta? Bueno, no importa. ¿Quieres hablar con (Tu nombre)?

(Tu nombre) sacudió la cabeza.

-No hay ningún problema siempre y cuando no sea sushi. No, eso no lo dice (Tu nombre), lo digo yo. Mira, Caroline, será mejor que nos vayamos o Jason se enfadará mucho... De acuerdo, nos veremos mañana por la noche -se despidió y colgó el teléfono-. ¿Sabes, (Tu nombre)? Pareces una serpiente quemándose en una hoguera.

-Qué curioso que sea precisamente ese reptil el que venga a tu mente. Pero, ¿acaso tenías que darle tantos detalles?

Bill se encogió de hombros.

-Mi hermana tiene un sexto sentido para estas cosas.

-Me pregunto cómo es eso posible. ¿Quizá porque no es la primera vez que te llama y te encuentra con una mujer en la cama?

-¿Qué te ocurre? Es sólo Caroline, no se lo va a tomar en serio.

-Se lo tome en serio o no, no necesitamos convencer a Caroline de que dormimos juntos. De hecho, no me parece una buena idea que crea que lo hacemos. Y te agradecería que no me trates como a una más de tus amiguitas.

-Créeme, no te pareces en absoluto al resto de mujeres que conozco.

-Gracias -dijo (Tu nombre). Parecía molesta por aquel comentario.

-Maldita sea. Te lo digo como un cumplido.

-Sí, claro.

-¿Acaso no recuerdas que te dije que no quería comprometerme con ninguna de ellas aunque fuera una farsa?

-Porque tratarían de convencer a Caroline de que habría algo más serio entre vosotros.

Bill dudó. No sabía qué respuesta esperaba escuchar (Tu nombre).

-Cierto.

Ninguna de las mujeres en cuestión estaría en su cama en aquel momento, pensó. Quizá en otro momento por motivos obvios, pero no en aquellas circunstancias. Si no hubiera sido ella, habría movido el escritorio de la señora Cusack para que hubiera podido llegar hasta su habitación. Entonces, ¿por qué no lo había hecho?

CAPITULO 28


Al llegar vio las luces apagadas y el cartel de cerrado en la puerta. Deseando relajarse, abrió la puerta y se quedó de piedra ante lo que vio. Los muebles del vestíbulo estaban desordenados. El escritorio de la señora Cusack, las sillas para los clientes, los archivadores... todo había sido apilado en el pasillo que conducía a la cocina. La vieja moqueta había sido retirada y a un lado estaban apoyadas las tablas de madera para el nuevo suelo.

Al parecer por primera vez, Dave iba a seguir sus consejos y quitar la vieja moqueta. Pero, ¿por qué tenía que ser precisamente ese día?

Lo único que deseaba en aquel momento era relajarse en el sofá, pero tampoco estaba en su sitio. No había donde sentarse ni se podía subir a la buhardilla, porque el acceso a la escalera estaba bloqueado. (Tu nombre) sacó su teléfono móvil y llamó a Dave, pero no contestó. La llamada fue desviada al contestador automático de la oficina, donde la voz grabada de Dave avisaba que el despacho permanecería cerrado hasta el viernes con motivo de unas obras de reforma.

-Maldita sea, Dave. ¿Por qué has tenido que organizar todo esto ahora? Nadie se habría fijado en las manchas de vino de la alfombra.

De pronto, la puerta se abrió.

-¿Otra vez hablando sola?

(Tu nombre) se giró y vio a Bill entrar con unas bolsas de compra.

-Deberías cerrar la puerta cuando estés sola. Cualquiera podría entrar. He traído la comida más parecida a la de Marte que he podido encontrar -bromeó Bill.

-¿Qué has traído? -preguntó (Tu nombre) con curiosidad. Bill miró a su alrededor como si acabara de darse cuenta del desorden.

-¿Hay algún sitio donde podamos poner la cena?

-Si te refieres a algo plano y vacío, no.

-Podemos usar esas cajas a modo de mesa.

-No creo que a Dave le importe.

Bill apiló unas cajas, se sentó en uno de los contenedores de pegamento y comenzó a sacar los paquetes que había en el interior de la bolsa.

-Estoy sorprendido -comentó Bill.

-¿De esta repentina decisión de cambiar el suelo? Yo también. Quizá la mancha quedara peor de lo que parecía -dijo (Tu nombre), y buscó otro contenedor de pegamento para sentarse.

-Poner el suelo de madera no parece la mejor alternativa.

-Imagino que Dave lo habrá elegido para que sea más fácil desplazar el mobiliario. Es más sencillo hacerlo sobre una superficie dura.

-¿Te refieres a esos muebles? -dijo Bill señalando el escritorio de la señora Cusack-. No me extraña que cueste tanto trabajo moverlo. Es enorme.

-Sí, es cierto. Dave compró ese escritorio en una subasta para ponerlo en su despacho, pero era tan grande que no cupo por el pasillo.

-¿Y no se dio cuenta antes de comprarlo? -preguntó Bill mientras le entregaba uno de los recipientes y una cuchara-. ¿Crees que piensa poner el suelo él mismo?

-¿Dave? -dijo (Tu nombre) mirando a su alrededor-. No, esas herramientas deben de ser de un profesional, alguien que sabe lo que está haciendo y no un principiante.

-No quisiera que mi abogado se cortara un brazo justo ahora que más lo necesito.

(Tu nombre) abrió el recipiente y miró su contenido con algo de recelo.

-Está bien, lo probaré. ¿Qué te hizo pensar que esta crema de guisantes era de Marte?

Él sonrió.

-Me alegro de que lo preguntes. Si somos lo que comemos, entonces esos pequeños seres verdes...

-Imagino que también habrás traído ensalada de espinacas.

-Sí. Y también brécol, espárragos, guacamole... Pero no todo es verde, también hay sándwiches y de postre, chocolate -dijo Bill, y abrió el recipiente que tenía entre las manos-. ¿Qué te vas a poner para la fiesta de compromiso?

-Aún no lo he decidido. De hecho, pensaba que iba a cancelarse.

-Imposible. Caroline me ha llamado esta tarde y me ha dicho que ha invitado a unas ciento cincuenta personas y contratado dos orquestas. Quería saber si teníamos preferencia por algún tipo de comida. Le he dicho que la llamarías.

-Parece que se las arregla muy bien ella sola. ¿Para qué dos orquestas?

-Una de música clásica para el salón y otra de rock en la terraza.

-¿No habría sido más fácil contratar a un disc jockey?

-A Caroline le gusta hacer las cosas a lo grande -dijo Bill, y se quedó pensativo unos segundos-. Ahora entiendo lo del suelo de madera.

-¿Crees que ha sido idea de ella? ¿Sólo por unas manchas en la alfombra va a cambiar todo el suelo? Habría sido más sencillo llevar la alfombra a la tintorería.

-Por no hablar del problema que supone para ti toda esta obra -dijo Bill-. A menos que hagas un agujero en el techo, no sé cómo vas a poder subir.

(Tu nombre) le dedicó una amplia sonrisa.

-Por eso dije que me alegraba de verte. Espero que puedas mover el escritorio para poder pasar.

Bill ni siquiera se molestó en mirar.

-No seré yo quien lo mueva. Todavía me duele un hombro por culpa de alguien que me dio un puñetazo en el brazo cuando le sugerí que se fuera de compras.

-Venga, Bill. Antes me tomaste en brazos y no te dolía.

-Quizá por eso me duela -dijo Bill chasqueando los dedos-. De hecho, ahora que lo pienso, me duelen los dos hombros. Así que eso confirma que no puedo mover los muebles de sitio. ¿Qué vas a hacer?

(Tu nombre) no lo había pensado y tomó un poco de sopa mientras pensaba las opciones que tenía.

-Antes llamé a Dave para ver si podía pasar la noche en su casa, pero no contestó. Hay una llave extra de su apartamento en el escritorio de la señora Cusack, pero...

-¿No será ese cajón que está contra la pared, verdad? -preguntó Bill señalando el escritorio.

-Ése es. Pero aunque pudiera hacerme con la llave, no me gustaría ir a su apartamento sin avisarle.

-¿Por si acaso está con Ginger? Lo dudo. Esa muchacha debe de estar esperando una disculpa con flores, una joya o una cena.

-En cualquier caso, no me gustaría que llegara a su casa y me encontrara allí sin saberlo de antemano.

-Eso no puedo discutírtelo.

-No quiero ser una molestia para nadie, así que sólo me queda una opción.

-Estoy de acuerdo -dijo Bill tranquilamente-. Ya está decidido: te vienes a casa conmigo.

-Me refería a pasar la noche en un hotel -dijo (Tu nombre) por quinta vez. Había acabado de tomar la sopa y la ensalada y sentía deseos de arrojarle los sándwiches a Bill para conseguir que le prestara atención.

-Va a llevar unos cuantos días colocar este suelo -señaló él.

-El mensaje de Dave en el contestador automático dice que la oficina estará cerrada tan sólo el viernes.

-Para aprovechar los días del fin de semana: Eso no necesita decírselo a los clientes -dijo Bill. (Tu nombre) tenía que admitir que tenía razón. Además, a la vista de todos los materiales que había allí, la reforma iba a durar varios días-. Y una vez que el nuevo suelo esté puesto, tendrán que pasar varios días antes de que pueda pisarse. No podrás subir a la buhardilla hasta la semana que viene.

-Está bien -dijo (Tu nombre)-. Me doy por vencida. Necesito un lugar donde quedarme los próximos días. Pero no me quedaré contigo. Ya que tengo que llamar a Caroline, le preguntaré si puedo quedarme con ella unos días.

Bill negó con la cabeza.

-No, a menos que quieras dormir de pie en su armario. ¿Por qué crees que va a celebrar la fiesta en casa de la tía Archie?

-¡La tía Archie! -exclamó (Tu nombre) triunfante-. Seguro que tiene muchas habitaciones libres.

-Además de una gran curiosidad por saber lo que está pasando y ningún tacto para preguntar -añadió Bill.

(Tu nombre) se mordió el labio.

-No voy a dormir contigo -negó ella con firmeza.

Bill sonrió y (Tu nombre) sintió que se sonrojaba.

-Si has terminado con los espárragos, empezaré a recoger. ¿Qué quieres que hagamos con la comida que ha sobrado?

-Teniendo en cuenta que no podemos entrar en la cocina, creo que tendremos que tirarla. Claro que el cubo de la basura también está en...

-... la cocina. Lo mejor será que nos lo llevemos a mi casa. Lo prepararé todo mientras recoges tus cosas.

-¿Qué cosas?

-Cualquier cosa que vayas a necesitar -dijo Bill sonriendo-. Sólo presto mi cepillo de dientes a las mujeres que duermen conmigo.