jueves, 1 de diciembre de 2011

CAPITULO 33


2
-¿Dave? -dijo (Tu nombre).

Él se giró.

-Hola, (Tu nombre). ¿Qué tal está la reina de la fiesta?

-Estoy algo preocupada. Jason y Bill... -dijo haciendo un gesto hacia la terraza, donde se habían marchado.

-Lo he oído -dijo Dave.

-No te preocupes. Quizá Jason presente su dimisión.

-No entiendo. Si Bill y él no se llevan bien, ¿por qué se empeñan en trabajar juntos?

Caroline se encogió de hombros.

-Es todo por el organigrama de la empresa. Los socios fundadores establecieron que, el control de Kaulitzwells siempre lo tuviera la familia. Si Bill dimite, Jason se convertiría en el presidente. ¿No es así? -preguntó Caroline mirando a Dave.

-¿Así que Jason puede forzar la situación para obligar a Bill a que deje su puesto?

-Aparentemente así es -dijo Caroline-. Dave, ¿puedes traerme otra copa de champán? ¿Qué le pareció a Bill la idea de celebrar la boda aquí?

-No se lo he dicho todavía -dijo (Tu nombre) bajando el tono de voz mientras Dave se alejaba. A pesar de que estaban rodeadas de otras personas, se habían quedado a solas por un momento y era la primera ocasión durante la fiesta que tenían para hablar en privado-. Francamente, no importa lo que piense, ya que no va a haber ninguna boda. Sabes que todo lo que diga Bill es ficción, ¿verdad?

-¿De veras? -preguntó Caroline.

(Tu nombre) suspiró frustrada.

-Eres una romántica empedernida. Por cierto que la otra mañana, no estábamos... Bueno, no importa -dijo (Tu nombre) y recorrió con la mirada el salón, hasta que encontró un rostro familiar. Tardó unos instantes en identificar a aquel hombre y sonrió. Bill se había salido con la suya: Caroline había invitado al presidente de Tyler-Royale a la fiesta.

Él le devolvió la sonrisa y le dijo algo a la mujer que estaba a su lado. Los dos se dirigieron hacia ella.
-Es la estrella de la publicidad, señorita Malone. Si la respuesta del público se parece en algo a lo que he oído en el club hoy, será mejor que esté lista -dijo Kelly Clayton.

-¿Para qué?

Kelly sonrió.

-Querrán conocer su vida. Lo siguiente que querrán ver son las fotos de la luna de miel y la cuna que elijáis, por no hablar de la guardería e incluso de la universidad.

Por un momento, (Tu nombre) no reparó en lo que acababa de decirle Kelly y, cuando lo hizo, se quedó de piedra. Le encantaría elegir una cuna con Bill. Y una guardería con Bill. Y una universidad con Bill. Cualquier cosa, con Bill. Quería todas aquellas cosas, pero por encima de todo eso lo quería a él.

Le había dicho a Caroline unos minutos antes que todo aquello era ficción y ella había sonreído en respuesta. Ahora entendía lo que Caroline había querido decirle. La hermana de Bill podía ser una romántica empedernida, pero se había dado cuenta de lo que estaba pasando antes incluso que la propia (Tu nombre). Se había percatado de que en mitad de todo aquel asunto de la publicidad, (Tu nombre) se había enamorado.

Y no había nada que pudiera hacer en aquel momento más que sonreír y pretender que no había pasado nada.

Habian hecho un trato y (Tu nombre) estaba dispuesta a cumplirlo. Había prometido no tomarse el compromiso en serio ni soñar con la idea de que fuera real. Y lo había cumplido durante una semana.

Pero ahora lo había echado a perder, sin duda alguna. Ahora iba a tener que disimular, a ser la (Tu nombre) Malone del principio, la que no creía en el amor a primera vista. La campaña publicitaria acababa de empezar y ya no había marcha atrás. Sólo sonriendo y manteniendo su fuerza de voluntad podría continuar aquella farsa.

Una vez que pasaran las prisas para las fotografías de la campaña, las cosas serían más fáciles de llevar, aunque no más sencillas. La esperaban tres meses de intensa actividad social, de reuniones familiares y fiestas navideñas. Noventa días en los que hacer creer a los demás que era la prometida de Bill Kaulitz mientras que en la intimidad tendría que simular que la idea no le gustaba lo más mínimo.

-¿Estás bien? -preguntó Kelly Clayton.

-Me duele un poco la cabeza.

-No me extraña, ahora que ves lo que se te viene encima. Tu casa se convertirá en una atracción turística, la ropa que lleves será analizada y cada fiesta que des será criticada.

Aquella mujer era lista, no había duda de ello, pero al menos no se había dado cuenta de lo que realmente preocupaba a (Tu nombre).

-Déjalo ya, Kelly, o harás que salga corriendo -la interrumpió su marido-. No creo que (Tu nombre) quiera ser modelo de por vida. La gente acabará olvidándola.

«El caso es si yo seré capaz de olvidar todo esto», se dijo (Tu nombre).

-Me han dicho que eres una diseñadora gráfica muy buena -continuó Ross Clayton.

(Tu nombre) se preguntó cómo podía saberlo.

-Estoy pensando en abrir mi propia empresa -respondió (Tu nombre).

-¿De veras?

-¿Te sorprende?

-Me parece haber visto una solicitud de empleo tuya sobre mi mesa.

-Sí, antes de tomar la decisión de montar mi propio negocio envié algunos currículums.

-Imagino que para estudiar todas las posibilidades -puntualizó Ross Clayton.

-Me sorprende que hayas visto mi solicitud -dijo (Tu nombre) tratando de cambiar de tema-. Normalmente es el personal del departamento de recursos humanos el que se dedica a estas cosas, y no el presidente de la compañía.

-Así es -dijo Ross y dio un sorbo a su champán-. Yo sólo veo los currículums más interesantes.

Interesante. Aquel comentario tenía muchas interpretaciones y ninguna de ellas tenía nada que ver con el talento. (Tu nombre) se preguntó si alguien de ese departamento habría reparado en su nombre y se lo habría enviado a Ross no por su valía, sino por su relación con Bill. Después de todo, los negocios eran los negocios.

1 comentario: