martes, 27 de septiembre de 2011

CAPITULO 5


(Tu nombre) se preguntó por qué no se le habría ocurrido esa idea a ella. No porque no creyera que un hombre como Bill Kaulitz no estuviera comprometido, sino porque parecía un hombre independiente que no permitía que ninguna mujer, a excepción quizá de Caroline, le dijera lo que tenía que hacer.

-Bueno, no es la única solución -musitó (Tu nombre)-, pero funcionará. Sería la boda del príncipe en lugar de la de la princesa. Y por el bien de los grandes almacenes, algo como casarse tampoco es tan importante para ti después de todo. ¿Quieres más café?

-No tengo ninguna intención de casarme.

-¿Qué tienes en contra del matrimonio?

-Nada en particular. Es sólo que no lo considero uno de mis planes inmediatos.

-Entonces, ¿por qué no contratas actores?

-Tú misma has dicho que sería una campaña más efectiva si los modelos fueran personas corrientes.

-Sí, pero no será lo mismo si todo es falso.

-¿A quién puede hacer daño? -dijo Bill fríamente-. La única diferencia es que, al final, la feliz pareja continuará cada uno por su lado.

-¿Mantendrás la mentira hasta el final?

-Hasta que termine la campaña. Los clientes no tienen por qué enterarse del final de la historia.

-No sé -dijo (Tu nombre) pensativa-. Los clientes pueden molestarse.

-Lo mismo habría ocurrido si Caroline y Corbin hubieran protagonizado los anuncios y entonces él la hubiera pegado justo la noche antes de la boda.

-Con la única diferencia de que en lo que quieres hacer no hay ni compromiso. Si vas a tratar de convencer a todos tus clientes, tienes que disimular muy bien y mantener el secreto hasta el momento en que se supone que debería celebrarse la boda. Y eso puede traer problemas.

-Interesante. ¿Por qué crees eso?

-Porque si pretendes tener credibilidad ante el público, la mujer que elijas como supuesta novia puede creer también que todo esto va en serio, a pesar de lo que le digas en privado.

Bill asintió con la cabeza.

-Eso es exactamente lo que pensaba. De hecho, Dave me ha dicho que podría suponer un incumplimiento contractual.

-Es lo que él diría. Todos los hombres que huyen de los compromisos piensan igual. El arqueó una ceja.

-Tú has llegado a las mismas conclusiones que Dave y yo.

(Tu nombre) supo a lo que se refería y se encogió de hombros.

-Entonces, será que a mí tampoco me gustan los compromisos.

-Por eso... -comenzó a decir él, y dio un sorbo a su café. (Tu nombre) estaba sin respiración y se preguntó por qué se sentía nerviosa. Todo aquello no tenía nada que ver con ella-. Por eso, Dave sugiere que mi novia ficticia seas tú...............

HASTA AQUÍ LES DEJO :D SI QUIEREN MAS COMENTEN ................

CAPITULO 4


(Tu nombre) chasqueó los dedos.

-¡Claro! Kaulitzwells, la cadena de grandes almacenes. Por eso me era familiar su apellido.

-Me ha dicho que ahora mismo está desempleada.

-Ahora mismo mi trabajo es conseguir un buen empleo. De hecho, una de las solicitudes de empleo que tengo preparada para enviar es a los almacenes Kaulitzwells, al departamento de márketing.

-Márketing -repitió Bill-. Dave dijo que era diseñadora gráfica.

-Se ve que Dave ha estado hablando de mí. Eso es extraño en él.

-Fui yo el que le preguntó.

-¿De veras? ¿Y puede saberse qué le interesa de mí?

-Quizá pueda mover algunos hilos por usted.

-¿Por qué habría de hacerlo? No creo que le haya causado tan buena impresión esta mañana como para querer ayudarme. ¿0 acaso Dave le ha pedido que me eche una mano?

-Le veo potencial -dijo él sin responder a su pregunta.

-Entiendo. Va a conseguirme trabajo con la empresa de la competencia para que les cause un caos. ¿0 es que quiere sacarme de aquí para evitar que hable de los problemas de Caroline? Claro que ya es un poco tarde para hacerlo. No es que vaya a ir por ahí contando lo que he visto esta mañana. Sé guardar un secreto.

-Dave me ha asegurado que es muy discreta -dijo él en tono seco.

-Y usted no lo ha creído y por eso quiere que hagamos un trato para que mantenga la boca cerrada, ¿no?

-Me gustaría hablarle de mis problemas, señorita Malone. ¿Puedo llamarte (Tu nombre)?

-Por supuesto. Pero antes de que empieces a darme detalles te diré que no soy quién para aconsejar a mujeres maltratadas o a los hombres que las han pegado.

-No tengo ninguna intención de hablarte de los detalles de lo que le ha pasado a Caroline.

-Entonces, ¿qué es lo que puedo hacer por ti, Bill? -preguntó (Tu nombre) dándole una taza de café.

-Cuando Caroline anunció su boda, el departamento de publicidad de los almacenes decidió aprovechar esa circunstancia. Planearon una campaña publicitaria de tres meses en prensa mostrando a los novios eligiendo todos los artículos para la boda y para su futuro hogar.

-Desde un anillo de compromiso a una cortadora de césped.

-No sé si tenían en mente una cortadora de césped.

-Entonces, es obvio que tu departamento de publicidad necesita savia nueva -dijo (Tu nombre).

-Los anuncios ya están diseñados, la mercancía que se va a mostrar ya ha sido elegida y los fotógrafos contratados. De hecho, han empezado hace dos días a hacer su trabajo.

-Entiendo el problema -murmuró (Tu nombre)-. Tienes toda la campaña preparada y ahora todo se ha ido al traste.

-Sí, eso es.

(Tu nombre) dio un sorbo a su café.

-Siempre podrías sustituir al prometido de Caroline por otro hombre.

-No, tendremos que empezar la campaña desde cero. Dave ha sugerido que pongamos a otra persona en su lugar.

-¿Sabes? Siempre me sorprende que sea un abogado el que dé con la respuesta evidente y se piense que su idea es nueva y original.

-Ya había considerado la posibilidad de hacer un cambio. La cuestión es saber con quién se puede contar en su lugar.

(Tu nombre) se encogió de hombros.

-¿Acaso no hay listas de boda en los almacenes? Podrías llamar a alguna de esas parejas y preguntarles si estarían dispuestas a ceder algunas fotografías a cambio de algunos regalos.

-Esas personas ya están en un proceso avanzado y han adoptado ya la mayoría de las decisiones. La idea de la campaña es estudiar con la pareja las distintas opciones que los almacenes ponen a su disposición. Además, necesitamos comenzar a rodar los anuncios mañana. Ya vamos muy retrasados conforme al calendario previsto. Acabamos de deshacernos de un maltratador al que íbamos a colocar en una de las fotos más importantes de nuestra campaña.

-¿Qué me dices de Dave?

-¿Dave?

-Los anuncios tendrían la ventaja de parecer más reales si los protagoniza gente corriente.

-¿Gente corriente?

-Sí. Perdona que te diga, pero creo que la mayoría de tus clientes no entrarían en la talla de biquini de Caroline. Tu hermana es una mujer muy guapa. Parece una modelo. Sin embargo, si los anuncios mostraran gente corriente...

-Alguien como Dave.

-Sí. ¿Por qué no se lo pides a él?

-Ya lo hice, pero me contestó diciendo que él suele tratar con matrimonios que están a punto de terminar.

-¿Cuánto tiempo hace que lo conoces? Seguro que no te sorprende que esté reticente después de todos los divorcios que ha llevado. Quizá necesite un aliciente. Hazle un buen regalo, algo de publicidad para su despacho...

-Además me dijo que no estaba saliendo con nadie.

-Eso no es cierto. Él siempre está saliendo con alguien. De hecho, su última novia llamó aquí anoche, lo que me recuerda que se me olvidó comentárselo.

-Sí, ya entiendo por qué dijiste que eras buena guardando secretos.

(Tu nombre) hizo una mueca.

-El caso es que si te dijo que no estaba viéndose con nadie, te mintió.

-No me has dejado terminar. Lo que me dijo es que no estaba saliendo con nadie que pudiera considerar una candidata a esposa.

-Eso me molesta -dijo (Tu nombre) sorprendida-. Cuando estaba en la Universidad se pasaba el día diciéndome que no debería salir con ningún chico con el que no estuviera dispuesta a casarme. Ahora, es él quien está saliendo con alguien que no cree apropiado.

-Pensé que habías dicho que ayer hablaste con ella.

-Hace tan sólo una semana que he vuelto a la ciudad y todavía no la conozco. Ahora estoy deseando hacerlo para saber a qué se refiere mi hermano.

-No nos salgamos del tema, (Tu nombre).

-Está bien. Si no puedes encontrar un novio y una novia siempre podrías considerar dar la vuelta a todo este asunto y promover una campaña contra la violencia doméstica -dijo (Tu nombre), y de pronto recordó el aspecto de Caroline cuando llegó, con su pamela y su oscuro velo ocultándole el rostro-. Aunque no creo que Caroline quiera mostrarse en público de esa manera.

-Podríamos tener problemas con su prometido por calumnias.

-Técnicamente, si lo que cuentes en la campaña es cierto, no habrá calumnias. Dave te puede informar más sobre eso.

-No necesito que lo haga. Lo que me preocupa ahora mismo es el problema que tengo.

-Dave es un hombre con muchos recursos. Estoy segura de que se le ocurrirá algo.

-Ya lo ha hecho. Dice que protagonice yo la campaña de publicidad.

domingo, 25 de septiembre de 2011

CAPITULO 3



La leche estaba al fondo de la nevera, todavía dentro de la bolsa del supermercado y, por supuesto, no había nada donde servirla. Si Dave había tenido alguna vez un juego de azucarero y lechera, no recordaba haberlo visto, y la única alternativa era utilizar un vaso de plástico. Tampoco encontró una bandeja, así que puso la botella de leche y el paquete de azúcar sobre una caja de pizza, junto a un par de cucharas y la última servilleta limpia.

Salió de la cocina cuando de repente Dave la llamó.

-(Tu nombre), trae también un poco de hielo.

¿Hielo? ¿Qué sería lo siguiente? Con un poco de suerte conseguiría subir antes de mediodía a la buhardilla y cambiarse de ropa. Al menos encontró una hielera, lo que era una señal de las prioridades de Dave o de sus clientes.

-¿No es un poco pronto para tomar un cóctel? -prepuntó de vuelta al despacho.

Entonces, vio el motivo por el que Dave había pedido el hielo. La mujer misteriosa había descubierto su rostro. Tenía un ojo morado, un hematoma en la mandíbula y un corte en el labio superior. Con razón la mujer li,ihía dicho que no podía tomar nada caliente.

(Tu nombre) dejó la bandeja sobre el escritorio de Dave, puso el hielo dentro de la servilleta y se lo entregó a la mujer.

-¿Ha tenido un accidente?

-Muchas gracias -contestó la rubia mientras se llevaba la servilleta a la mejilla, ignorado su pregunta.

-Soy Bill Kaulitz -dijo don Elegante extendiendo la mano para saludarla-. Ella es mi hermana Caroline. Dave me ha asegurado que podrá mantener el secreto.

-Sí, claro -dijo (Tu nombre)-. Si puedo ser de ayuda en...

-Para eso hemos venido a hablar con Dave -dijo Bill.

Diez minutos más tarde, después de cambiarse de ropa, seguían hablando a puerta cerrada. Se sentó a la mesa de la señora Cusack y revisó la agenda del día. Al rato, Dave le pidió más café y se dirigió veloz a la cocina.

Mientras preparaba la cafetera, el suelo de madera del pasillo crujió y al instante Bill Kaulitz estaba en la puerta de la cocina, con la servilleta mojada entre las manos.

-Hemos terminado con esto, señorita Malone -dijo Bill entregándole la servilleta.

-Espero que haya servido para algo -dijo (Tu nombre).

-Ha sido muy amable.

Creía que se daría media vuelta y regresaría al despacho de Dave, pero no fue así. Se quedó apoyado en uno de los armarios de la cocina cruzado de brazos.

-Mi hermana se casa a mediados de diciembre.

-¿Y a mí que me importa?», pensó ella.

-Eso explica por qué ha venido a ver a Dave. Pensé que sería para obtener una orden de alejamiento y no para preparar un contrato prematrimonial. A menos, claro está, que la persona que le haya eso sea su prometido.

-Así ha sido. Por eso quiere romper el compromiso.

-Eso está bien. La mayoría de las mujeres que han sido agredidas se culpan a sí mismas por ello y ni siquiera se plantean presentar cargos.

-¿Acaso le parece mal? Llevar el asunto a los juzgados es complicado, molesto y una pérdida de tiempo.

-Sin olvidar la vergüenza que supone para la familia -dijo ella pensativa.

-Por no mencionar el riesgo que asume la víctima al enfrentarse al agresor.

-¿Así que para eso ha venido su hermana, para tratar de resolver la situación del modo más discreto posible?

-No del todo. Tenemos una cita con el fiscal del distrito a última hora de la mañana y he traído a Caroline para que Dave la anime a presentar una denuncia y no permitir que Corbin vuelva a comportarse de ese modo. Pero estoy seguro de que no necesita que le explique la parte legal.

(Tu nombre) se mordió el labio.

-Pero pensé que...

-Sé lo que estaba pensando, señorita Malone. Todo este asunto nos causa un problema.

-¿Nos causa? -repitió (Tu nombre)-. Imagino que no habla por mí. No veo por qué esta situación habría de entrañar un problema para mí.

-Me refiero a un problema para Caroline y para mí. Y para Kaulitzwells.

viernes, 23 de septiembre de 2011

CAPITULO 2


Se sentía bien de poder ayudar a Dave en compensación por lo que estaba haciendo por ella en aquellos momentos. Le había facilitado un sitio en el que dormir y en el que dejar sus cosas hasta que volviera a establecerse. Y ya que él había rechazado cobrarle una renta de alquiler, lo menos que podía hacer era echarle una mano en la oficina.

Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta hasta que estuvo en medio de la sala de espera que habían llegado un hombre y una mujer. Ambos parecían perdidos.

¿Tanto tiempo había estado bajo la ducha? No, no era posible: el calentador de agua caliente no duraba tanto tiempo. Así que o los clientes habían llegado antes de tiempo o no los esperaba. ¿Sabría Dave que estaban allí? Quizá hubieran entrado sin llamar a la puerta.

-¡Hola! ¿Puedo ayudarlos?

El hombre se giró para mirarla. Por el modo en que la observaba, era evidente que no confiaba en que pudiera hacerlo. No era de extrañar. Con aquellos pantalones anchos y sucios y el pelo cubierto con la toalla, no tenía el aspecto de la eficaz secretaria que se suponía que iba a ser durante ese día.

Especialmente en comparación con el elegante traje que llevaba el recién llegado. Don Elegante era alto, ancho de hombros, con el pelo oscuro y un perfil que parecía esculpido por algún maestro del Renacimiento. Su mirada era altiva.

-Nos ha pillado ocupados con otras cosas. No esperábamos su visita.

-He llamado justo antes de llegar -dijo él cortante.

Aquella voz era profunda y fría. Combinaba a la perfección con su aspecto.

Seguramente habría avisado a Dave de su visita justo después de que ella se metiera en la ducha.

Estudió a don Elegante y a la mujer que lo acompañaba. ¿Quién llevaba hoy en día aquella enorme pamela negra con un velo? ¿Las viudas? ¿Las estrellas de cine?

-¿Te importaría acompañarlos hasta mi despacho? -dijo Dave desde la cocina.

(Tu nombre) dio un paso atrás y con un gesto exagerado invitó a la pareja a dirigirse hacia la parte trasera de la casa, donde Dave había convertido uno de los dormitorios en un despacho.

Todo estaba tan desordenado como el día anterior. Como siempre, Dave había dejado el maletín en una de las dos sillas reservadas a los clientes. (Tu nombre) lo quitó de allí y apartó los libros de leyes que había sobre la mesa para dejar espacio libre.

El día anterior le había dicho a Dave que debería arreglar el dormitorio principal, que actualmente era una pequeña biblioteca, para que al menos cupiera un escritorio. Él le había contestado diciendo que los clientes que a él le interesaban no eran los que se preocupaban por el orden de su despacho. (Tu nombre) había decidido no volver a mencionar ese asunto.

Dave apareció con tres vasos de plástico llenos de café humeante. Así era Dave, se dijo, sin ninguna intención de impresionar.

Se preguntó qué pensaría don Elegante y lo miró de reojo.

-Dave, quizá tus invitados quieran leche y azúcar con el café -sugirió (Tu nombre).

-Sé que a Bill le gusta así el café, pero no sé si... -dijo Dave dirigiendo la mirada hacia la mujer con la pamela.

-Leche fría, por favor -dijo ella-. No sería capaz de beberlo tan caliente.

-¿Te importa ir por la leche, (Tu nombre)? -le pidió Dave-. Pero primero os presentaré. Él es Bill...

-Smith -dijo don Elegante.

(Tu nombre) seguía observando a Dave mientras él miraba intrigado a la misteriosa mujer de la pamela. Alguien que no lo conociera no se habría dado cuenta, pero a (Tu nombre) no la podía engañar. Era evidente que el cliente de Dave no había dicho su nombre real. ¿Cómo un hombre como aquel iba a llamarse Smith?

-Encantada de conocerlo, señor Smith -dijo (Tu nombre)-. E imagino que usted es la señora Smith, ¿me equivoco?

-Venga, Bill -dijo Dave-. Ella es mi hermana (Tu nombre). Me está echando una mano hoy porque mi secretaria está enferma.

Don Elegante miró de arriba abajo a (Tu nombre). Nunca antes se había sentido tan cohibida como en aquel momento, lo cual era ridículo. Sólo porque aquel hombre vistiera un impecable traje hecho a medida no le daba derecho a juzgar tan descaradamente su aspecto.

-Voy vestida de esta manera para que nuestros clientes delincuentes se sientan como en casa. Iba a ponerme mi traje de presidiario hoy, pero está en la tintorería. Y ahora si me disculpan, iré por la leche.

lunes, 19 de septiembre de 2011

CAPITULO 1

EL SONIDO de una llave al girar en la cerradura despertó a ______, que gimió y se dio la vuelta sin saber dónde estaba. Unos segundos después, cuando Dave entró por la puerta, la encontró en el suelo junto al sofá del que acababa de caerse.

Dave se quedó petrificado al verla, con el maletín en la mano.

-¿Qué estás haciendo ahí?

-Me he caído del sofá mientras dormía -dijo ______ frotándose el cuello.

-¿Hacía mucho calor anoche en la habitación de arriba? Quizá deberías pensar en instalar aire acondicionado.

-No sé, no he estado arriba.

Dave arqueó una ceja.

-¿Acaso tienes resaca?

-No, Dave. A menos que esas bolsas de té tuvieran algún ingrediente alcohólico -contestó ______ incorporándose junto al escritorio de la señora Cusack-. Me acosté tarde preparando las cartas con las solicitudess de trabajo. Están aquí, listas para enviar por correo. Lo último que recuerdo es que me senté un momento en el sofá y me debí de quedar dormida. Supongo que estaba más cansada de lo que pensaba.

-¿Hasta que hora estuviste despierta?

______ se encogió de hombros.

-Recuerdo que oí dar las tres de la mañana mientras estaba haciendo fotocopias. Debí de dormirme mucho más tarde -dijo, y dejó escapar un bostezo-. Esto no es justo. Si voy a despertarme con los mismos síntomas que los de una resaca, al menos debería habérmelo pasado bien. Me voy a la cama.

-______...

-Oh, oh. No me gusta el tono de tu voz, Dave.

-La señora Cusack me ha llamado a casa esta mañana. No va a venir hoy, así que me preguntaba si ,podrías sustituirla.

-¿Otra vez? Imagino que es por su alergia.

-Le dije que no se preocupara porque tú estarías aquí. Lo siento.

-¿Te has dado cuenta que desde que volví a la ciudad tu secretaria llama diciendo que está enferma al menos dos veces por semana?

-Ella cree que te estás aprovechando de mí por vivir gratis en la buhardilla.

La buhardilla. Había sido ______ la que le había dado aquel nombre cuando Dave compró la pequeña casa de campo que ahora era su despacho de abogado. Entonces no se le había pasado por la cabeza que ella misma acabaría viviendo allí, aunque fuera temporalmente.

-Bueno, no es exactamente el hotel Ritz, pero a pesar de lo que piense la señora Cusack, agradezco tener un sitio en el que vivir -dijo ______ sacudiendo la cabeza para tratar de aclarar sus pensamientos-. Además, me alegro de poder echar una mano. Enseguida estaré bien, aunque seguro que un poco de café me ayudará.

-Lo prepararé.

-Ten cuidado. No me gusta mucho esa pócima que haces y que tú llamas café.

-Te aseguro que te despejará.

-Dave, tu café sería capaz de resucitar a un muerto.

¿Me da tiempo a darme una ducha? No querrás que reciba a los clientes así, después de haber pasado la noche trabajando.

Dave comprobó la hora en su reloj.

-No espero a nadie hasta dentro de una hora. Espero que el agua caliente funcione bien.

-Tal y como me siento ahora mismo, creo que sería una buena idea darme una ducha de agua fría -dijo ______ levantándose del suelo y dirigiéndose al pequeño pasillo que daba al baño.

Tomó una larga ducha y luego se envolvió el pelo con una toalla. Sin pensarlo, volvió a ponerse la misma ropa. Pero, ¿dónde tenía la cabeza? ¿Por qué no subía al piso de arriba y se ponía ropa limpia?

Iba a ser otro día largo, pensó. Le gustaba la idea de mantener la mente ocupada atendiendo a los clientes de Dave y ayudándolo con los papeles, para así no tener tiempo de pensar en su nueva situación.